viernes, 31 de enero de 2014

Competencia de Gestión del Conocimiento

   La Educación Básica tiene por finalidad que el alumnado realice un aprendizaje autónomo, que entronca con aquel magnífico manifiesto de Delors (1996): "La educación encierra un tesoro", estableciendo que uno de los cuatro pilares de la Educación es "Aprender a Aprender".
   Establace el profesor Gairín (2007) que la competencia de gestión del conocimiento se sustenta sobre la interactividad que debe realizarse entre profesores y alumnos, y de alumnos con alumnos.
   A día de hoy contamos con amplias propuestas metodológicas que fomentan la interactividad, pero que encuentran amplias resistencias para su implementación en la práctica docente. Darse un paseo por las aulas y ver la colocación de pupitres nos permite inferir que nos queda un amplio trecho por andar. Asistir a Claustros, Comisiones de Convivencia y Comisiones Didácticas Pedagógicas, me hace constatar que hay algunos profesores que practican procesos de enseñanza que fomentan la interacción, pero no está extendido su uso.
   Si nuestros años de formación universitaria han estado presididos por la lección magistral ¿Qué modelo vamos a reproducir cuando tengamos un grupo de alumnos delante de nuestros ojos? El de toda la vida, el seguro.
   En Educación la investigación no se proyecta en la práctica docente. En otros campos los avances científicos tardan milisegundos en llegar a la práctica. Pensemos en la Google Glass preparándose para utilizarse en los quirófanos. Aquí en la Educación con magníficos profesionales e investigadores de aprendizaje cooperativo, estrategias de aprendizaje, aprendizaje basados en proyectos y comunidades de aprendizaje, no afloran estas propuestas y estrategias metodológicas en las aulas. Este país necesita menos ríos de tinta en el BOE sobre áreas, materias y contenidos, y mucho más diálogo sobre organización de centros y metodología.
   Desarrollar la competencia de gestión del conocimiento requiere el tratamiento educativo de la autorregulación, que exige de una enseñanza estratégica y metacognitiva. ¿Dónde enseñamos la autorregulación? La versión clásica aboga por hacerlo fuera del currículum, en la hora de tutoría o en actividades extraescolares. Pero esta propuesta es claramente insuficiente, se enseñará el plan de acción pero debemos retroalimentar las producciones, y nadie mejor que el profesor del área para aplicarle una evaluación formativa. La versión moderno, demanda su implementación en el currículum de las áreas, donde el profesor actúa como modelo, verbalizando las acciones a realizar, el alumnado las interioridad y practica. A continuación se produce una retroalimentación sobre los productos. Y a todo esto añadiría la conveniencia  de su inclusión en pruebas de evaluación, pues la máxima "lo que no se califica no sirve" es muy evidente.
  Propuestas de intervención:
 ¿Cómo se realiza un subrayado? Realiza click en el siguiente enlace.
 ¿Cómo se realiza un esquema? Realiza click en el siguiente enlace.


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